LA ADORACION

La adoración es el ejercicio más elevado del espíritu humano. Toda otra actividad o servicio es de importancia relativa, y deriva su valor en cómo se realiza. Muchos ejemplos hay, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento de santos que lo primero que debían hacer reconocer la soberanía y la grandeza de Dios a través de   la adoración.  Solo podemos mencionar algunos de ellos.

 Cuando Abraham fue llamado por Dios y ordenado a levantarse e ir a una tierra que aún no conocía, obedeció sin vacilar. Sin duda, ese mismo acto de obediencia fue un acto de adoración, y nuestra adoración solo comienza cuando aprendemos a obedecer.  Pero Abraham fue distinguido como ningún otro patriarca. Dios le honro tratándolo como su amigo.

Isaías 41:8, es la única persona del Antiguo testamento que tiene tan alta distinción y también Dios prueba su confianza, diciéndole que fuese a cierto monte, llevando consigo a su hijo Isaac, el hijo de la promesa, para allí ofrecerle en sacrificio. Y Abraham no vacilo. Pronto le oímos decir a sus siervos con seguridad y fe. “Yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos,”

Génesis 22:5. En el concepto de Abraham la adoración significaba dar lo mejor que el poseía; y si nosotros no estamos dispuestos a dar lo mejor a Dios, no sabemos lo que es adorar.

 Jacob no era un hombre espiritual, y en la mayor parte de su vida le vemos actuando conforme a principios humanos, aunque Dios se había revelado a el de una manera especial en el lugar llamado Bet-el. Pero al final de su vida, cuando ya estaba para partir del mundo, leemos que “adoro” Israel inclinándose sobre su cabecera de su cama.”  Sin duda lo hizo en reconocimiento de toda la bondad y paciencia de Dios para con él; pero es una lástima que algunos creyentes llegan a ser adoradores cuando sus mejores años han sido gastados inútilmente.

 Moisés adoro a Dios en el monte de Sinaí, Éxodo 34:8, Y el pueblo de Israel, a su manera, tributo su culto durante sucesivas generaciones, aunque sabemos que nunca Israel le dio un culto a Dios en espíritu y verdad y el mismo Señor Jesucristo se los reprocho en Marcos 7:6 citando la profecía de Isaías “Este pueblo de labios me honra, más su corazón está lejos de mí.” La iglesia tiene que adorar al Señor como él lo estableció en San Juan cap. 4:23.

El Rey David fue un adorador por excelencia pues anduvo conforme al corazón de Dios. I Reyes 9:4, La adoración de David era tan genuina que jamás él, o nadie podría engañar a Dios, porque el mismo exclama y dice “Porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos”. I Crónicas 28: 9.

Hay muchas expresiones de David encontramos algunas de ellas en los Salmos, una de las expresiones con más fervor y amor la tenemos en el salmo 18.

  • “Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová roca mía y castillo mío y mi

   Libertador; Dios mío, fortaleza mía, en ti confiare.  

  • Salmo 29:2 “Dad  a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová,      

   En la hermosura de su santidad.” 

  • Salmo 66:4 “Toda la tierra te adorara y cantara a ti; cantaran a tu nombre”.

 Daniel no solo oraba a Dios tres veces al día, sino que se hallaba a veces postrado delante del Señor en actitud de profunda reverencia Daniel 10:8-9. Lo mismo se dice de Ezequiel y otros. Ezequiel 1:28. Pero lo esencial en la adoración es la humillación del espíritu en la contemplación de la gloria y gracia del Señor.

 Así en el Nuevo Testamento leemos Mateo 2:1-2, que unos magos vinieron del oriente Para adorar al recién nacido Mesías. Sin duda tenían noticias en su propia tierra (la tierra donde Daniel  escribió su libro) acerca del maravilloso personaje del Mesías Príncipe que debía presentarse en una fecha determinada en medio del pueblo de Israel, y tenían un concepto adecuado del sublime y divino  carácter del recién nacido Mesías. Y es lo que Dios ha revelado en las Escrituras acerca de su Hijo que nos dispone a adorarle.

Los discípulos cuando anduvieron con el Señor por Galilea no se dieron cuenta quien era verdaderamente, recién le adoraron cuando le vieron resucitado de entre los muertos, Mateo 28:17, y Tomas exclamo, “¡Señor mío y Dios mío!” Juan 20:28. En el Antiguo Testamento la adoración se atribuye únicamente a Dios (Comparece Deuteronomio 6:13 con Mateo 4:10.) el hecho de que el Señor Jesús, reciba en el Nuevo Testamento tal adoración es una de las muchas pruebas de su divinidad que él es Dios. A un ángel o apóstol no era lícito recibir tal adoración. Hechos 10:25-26 – Apocalipsis 19:10 y 22:9.  

Según las propias palabras del Señor Jesús, el hijo debe ser honrado como es honrado el Padre, Juan 5:23. Es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos Romanos 9:15; el verdadero Dios y la vida eterna; I Juan 5:20. Los cristianos pues tributamos nuestro culto de Adoración al Padre, al hijo, y al Espíritu Santo y todo es por medio del Espíritu. Romanos 8:14. Démosle un aplauso al Señor.

 La cena del Señor ha sido instituida para que colectivamente recordemos al Salvador en la inmensidad de su amor y gracia. Pero este recordatorio, si es dirigido por el Espíritu Santo, indudablemente produce en nosotros el espíritu de adoración, y tal adoración debe ser la principal característica de nuestro culto. Pero es de pensar que muy poco se sabe por la generalidad de los creyentes de esa sagrada experiencia, porque no revelan o expresan su adoración, admiración gratitud al Señor en esta hermosa ceremonia. Mateo 26:30.

 No olvidemos que nuestra principal ocupación en el cielo será de tributar alabanza, y honra, y gloria y poder “Al que está sentado en el trono, y al cordero… por los siglos de los siglos.” ¿Por qué entonces no comenzamos a adorar al Señor desde ahora? Si sabemos que somos hijos de Dios, si sabemos lo que es ser salvos, si sabemos que somos pueblo de Dios y ovejas de su prado.

 “Los verdaderos adoradores adoraran al Padre en espíritu y en verdad.” San Juan 4:23. Cuando recuperemos el espíritu de adoración, y nos convirtamos en verdaderos adoradores, habremos eliminado todos los males que afligen a la iglesia. Mateo 6:33

 ¿Qué entiende el creyente por la adoración? ¿Cuál es su experiencia? ¿Cómo la lleva a la práctica?  Por sobre todos los estudios realizados, bíblicamente bien fundados, entendemos que la adoración es una experiencia tan profunda del alma, que escapa a muchas consideraciones teóricas que pudieran intentarse.

 La adoración es el sentimiento más sagrado que une el alma del creyente con el supremo amor. Es la suma de unidad de reverencia, honor, respeto, y amor, que puede expresarse en una oración, verbal o silenciosa. La adoración no pretende ser locuaz, elocuente, frenética, ni emocional, es espiritual brota del espíritu; es un sentimiento intimo que no siempre se puede expresar. Puede ser declarado en palabras modestas y sencillas, imperceptibles para el oído humano pero perfectamente audible para el Señor. Salmo 24: 3 al 6.

 Recién cite el salmo 24 y nos declara que no cualquier persona puede entrar a la adoración y comunión con Dios y dice: ¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño.

 Cuando el verdadero creyente entra en la comunión con Dios a través de la adoración

Su espíritu se colma de amor se abstrae de todo y entra en lo sobre natural para estar unido con la presencia del ser amado. Así suele demostrarse la verdadera adoración, que corresponde únicamente a Dios y nunca a una criatura humana. El creyente queda sumido en la contemplación espiritual de su excelsa Persona. En el Salmo 95:6 se nos hace una invitación. “Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro hacedor.”

 Dios entiende el intento del pensamiento del adorador y se agrada de la naturaleza de tal adoración, porque coincide con el “silbido apacible y delicado” de su Presencia,  I Reyes 19:12

Pese al mandato de Dios “No te harás imagen…no te inclinaras a ellas, ni las honraras,” Éxodo 20:4, la historia del pueblo de Israel está plagada de imágenes, esculturas e idolatrías. Por eso el Señor le dijo a la mujer samaritana. Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Juan 4:23

La idolatría sigue dominando al mundo en muchos aspectos. Se continúa adorando imágenes, personas “ídolos” y objetos, cuando la adoración solo debe rendirse a Dios. El creyente suele caer también en esto cuando permite en su vida colocar en primer lugar a otra persona que no es Dios. La exhortación para nosotros es “No mirando a las cosas que se ven, sino a las que no se ven, porque las cosas que se ven son temporales, más las que no se ven son eternas.”II Corintios 4:18

Lo único adorable, santo, y sublime que “no se ve” es la bendita persona del Señor, a quien debemos mirar, por la fe, especialmente cuando nos allegamos a su santuario en tu cuarto en secreto, en el culto de la semana o el domingo el día del Señor. Pero ¿Cómo se lleva a la práctica la adoración en espíritu y en verdad? No indica una determinada posición corporal, sino humildemente pues su palabra nos dice que “Al corazón contrito y humillado no despreciaras tu oh Dios” Salmo 51:17. Se excluirá totalmente toda imagen o figura; o sea, el creyente no se inspirara en ningún objeto material. No emitirá palabras huecas, sin sentido, como si se dirigiera a un desconocido.

La adoración a Dios será con todo nuestro ser desde el fondo del alma, con pleno conocimiento de fe. El creyente adorara porque Dios es digno de toda adoración; el envío a su hijo a morir en nuestro lugar pagando con su vida el precio del pecado, y nos ha hecho participantes de su gloria como el mismo Señor lo declara en San Juan 17:24 “Padre aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado” El recinto para la adoración no importa, por más modesto y sencillo que nos parezca. Importa que sea digno de su presencia; importa que nuestra adoración sea el fiel exponente de un digno y propicio estado del alma. “En todo lugar se ofrece a mi nombre perfume y presente limpio; porque grande es mi nombre entre las gentes; dice Jehová de los ejércitos,” Malaquías 1:11

Los verdaderos adoradores son aquellos que han creído con todo su corazón en aquel que solo es digno de toda adoración. Jesucristo el testigo fiel, primogénito de los muertos, soberano de los reyes. Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios su Padre. Apocalipsis 1:5-6. 

La adoración es algo natural para el creyente. Surge genuina y espontáneamente de un corazón inundado de gratitud. El supremo objetivo es la visión resplandeciente de su Señor, lo que nos permite tener siempre en primer lugar al Señor “y desligarnos de las cosas del mundo” y nos mantendrá siempre ocupado testificando del Señor en medio de la sociedad. La no asistencia constante a los medio de gracia especialmente el día domingo el “Día del Señor” que es por excelencia de adoración, no puede haber un servicio eficaz.   ¡Que el Señor nos ayude para entenderlo así!

Indudablemente debemos adorar a Dios cada día pero colectivamente lo hacemos al reunirnos como congregación o iglesia local. El nombre por sí solo “El día del Señor” nos invita a un culto de adoración porque es el día del Señor valga la repetición, pero lo cierto es que no hay otra reunión alguna que conduzca tanto a la adoración. En cuanto más ofrecemos a Dios por medio de Jesucristo el sacrificio de alabanza, es decir, “fruto de labios que confiesan su nombre.” Hebreos 13: 15. Tengamos claro como iglesia que “de tales sacrificios se agrada Dios.”

Hay semejanza entre la fiesta de la pascua en Israel y la santa cena de hoy. Ambos conmemoran una salvación por la sangre del cordero ¿Cuál fue la conducta de Israel? Adoro a Dios por salvarlos de la muerte Éxodo 12:27. Cristo fue el cordero inmolado para nuestra salvación ¿Cuál es la conducta de la iglesia? Adorar a Dios Hebreos 13:15.

Tributemos un aplauso al señor

Las sagradas escrituras proporcionan muchas enseñanzas sobre la adoración por ejemplo: la oración en sentido de súplica no es adoración. Es pedir en vez de dar. Las expresiones de gratitud por si solas no son adoración, aunque se acercan. Dar gracias tiene mucho que ver con nosotros, y la adoración tiene que ver solo con Jesucristo. En la adoración solo tenemos que ver solo al Señor Jesucristo y ninguna persona más, al decir de Mateo 17:8 Y cuando alzaron sus ojos los discípulos no vieron a nadie, sino a Jesús solo”

Adorar es, según los diccionarios “reverenciar con sumo honor o respeto a una persona superior.” Es también en la santa cena donde más reconocemos y le damos el honor y toda nuestra adoración, y nuestra alabanza aquel que derramo su sangre y su cuerpo fue sacrificado por nuestros pecados. Lucas 22:20.

La mujer samaritana le pregunto al Señor donde se debía ofrecer adoración y su respuesta se extendió mucho más allá de la pregunta. El enseño que ya no había un lugar designado. El templo en Jerusalén había sido el lugar, cómo declara la palabra “A la casa de Jehová iremos.”  Salmo 122. Pero esa casa quedo desierta, como dice Mateo 23, como consecuencia del rechazo que hizo el pueblo judío a la persona de Cristo. Hoy día la iglesia es la morada de Dios en Espíritu. I Cor 3:16-17

El Señor Jesucristo estableció en San Juan 4: 23 quienes podrían adorar Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren.” El Señor explico a la vez el carácter de la adoración, se hace en Espíritu y verdad. En el momento en que nuestra supuesta adoración no sea así, se vuelve tan solo en un formulismo humano. Hermanos, esto sucede. Algunos de nosotros caímos muchas veces en el formulismo y no adoramos.

Sobran los creyentes silenciosos cuando nos reunimos adorar al Señor, y ellos harían bien en entender que su adoración tiene que ser más evidente y expresiva. Los creyentes silenciosos el día domingo están proclamando una pobre condición espiritual, como también el uso excesivo del himnario como sustituto de una expresión espontanea del corazón. Es una experiencia hermosa cuando en la congregación se les da la oportunidad a los hermanos para que se levanten uno tras otro para ofrecer el sacrificio espiritual de alabanza. Serán más hermosos los cultos ya que eso quiere el Señor. Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre. “Hebreos 13:15.

La adoración es fundamental el día domingo porque es la única reunión diferente porque es de adoración. Lo cierto que en la semana tenemos cultos de oración, cultos familiares, de intercesión, estudios bíblicos, discipulados, el día domingo es una reunión especial ya que la mayoría no trabaja es un día de descanso.

Se equivoca la hermandad que va el día domingo a confesar en el culto de adoración pecados en sus oraciones, primero se convierten en piedra de tropiezo de los nuevos creyentes, segundo colocan en duda ante los hermanos su forma de vivir, tercero se va produciendo división en el pueblo de”los consagrados” y los “no consagrados.” Donde podemos confesar nuestras culpas o fracasos personales, en lo secreto como lo establece el Señor en Mateo 6:6. ““Mas tu cuando ores, entra en tu cuarto y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto y tu padre que está en secreto te recompensará en público.”

Que significa Juan 4:23 Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren.” Dios desea que su iglesia le adore ya que Israel no lo hizo porque le adoro de labios y el Padre anda en busca tales adoradores. Que significa Hebreos 13:15 Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre.” Dios desea que su iglesia sea expresiva con sus labios y confiesen su nombre en cada momento de su existir.

La adoración es la vocación más sublime del corazón es la expresión de nuestros labios hacia Dios de lo que es para nosotros Jesucristo,  Rey, Señor, Salvador y lo que él nos ha dado por amor,   perdón de pecados, una vida en abundancia aquí y ahora  y en el cielo la eternidad. La adoración no es un acto sino una actitud. Es más que alabanza o la expresión de gratitud. Es la alegría del corazón en la comunión con el hijo de Dios.

 

QUIERO DEJAR TRES PRINCIPIOS PORQUE DEBEMOS ADORAR AL SEÑOR JESUCRISTO

  •  Le adoramos

 Porque Dios nos amó y dio a su hijo en sacrificio para salvarnos Juan.3:16

  •  Le adoramos

 Porque nos escogió antes de la fundación del mundo por amor. Efesios. 1:4-5

  •  Le adoramos

 Porque ante él se doblara toda rodilla y toda lengua confesara que Jesucristo  Es el Señor Filipenses 2: 10-11

 QUIERO QUE SE PONGA EN PIE Y LE DEMOS TODA LA GLORIA Y LA HONRA A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

 AMEN.

POR EL PASTOR FERNANDO FLORES A.

 

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