Necesitamos una verdadera consolación
Consuelo es reconfortar a quien se encuentra en aprietos o esta triste y animarlo o ayudarlo, darle aliento al que sufre, para sobre llevar su dolor.
Muchos buscan la consolación en forma errada y de esa manera consuelan a otros.
- Pensando que podría haber sido peor
- Que lo que estamos pasando no es nada a comparación de otros
- Tratando de olvidar, ocupando su mente en otra cosa o actividad
- Tratando de ocuparse en algo para que de alguna forma cansarse
- Tratando de cubrir su dolor con emociones, placeres, vicios del mundo
- Yendo contra los demás, con enojo, molestias y quejas
- Aislándonos, por nuestra pena.
- Buscando apoyo y compañía, de seres queridos, especialistas, consejeros con sabiduría humana.
Pero el consuelo no depende de nosotros viene de Dios, Él es la fuente de toda consolación verdadera
Como nos consuela Dios
- Dios nos consuela con su espíritu
La palabra Consolador "paracletos”, en el idioma griego, tiene el siguiente significado literal: uno llamado al lado de otro para el propósito de ayudarle en cualquier forma, particularmente en procedimientos legales y criminales. Se acostumbraba en los tribunales antiguos a que las partes litigantes se presentaran en la corte acompañadas de uno o más amigos de influencia, denominados Paracletoi en el idioma griego,y Advocatus en latín. Estos proporcionaban a sus amigos, sin esperar pago o recompensa alguna y por simples razones de amistad o afecto, los beneficios de su presencia o la ayuda que representaban sus sabios consejos. Les aconsejaban qué tenían que hacer y decir; actuaban como portavoces y a veces les representaban. Permanecían junto a las partes y asumían su defensa y protección en las pruebas, dificultades, y peligros de la situación.
Esta es justamente una de las funciones del Espíritu Santo en la vida de todo creyente.
El plan de Dios es perfecto, cuando la partida del Señor Jesús estaba cerca, los corazones de los discípulos estaban embargados por la tristeza, con sentimiento de debilidad y desamparo. Es de esperarse que se preguntaban ¿Quién nos ayudará cuando él se vaya? ¿Quién nos enseñará y guiará? ¿Quién permanecerá a nuestro lado cuando enseñemos y prediquemos? ¿Cómo podremos hacer frente a un mundo hostil?
El Señor Jesús tranquilizó todos estos temores con la siguientes promesas, que para nosotros ya son realidades:
Juan 14:15-17 Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
Juan14:25-26 Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
Juan15:26 Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
Juan16:7-11 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.
Juan16:12-15 Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.
- Dios nos consuela con su palabra
Isaías 51:12 Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno?
Salmo 86:17 Haz conmigo señal para bien, Y véanla los que me aborrecen, y sean avergonzados; Porque tú, Jehová, me ayudaste y me consolaste.
Salmo 71:20-21 Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, Volverás a darme vida, Y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra. Aumentarás mi grandeza, Y volverás a consolarme.
Mateo 5:4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
Romanos 15:4 Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.
Filipenses 4:7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
1 Corintios 10:31 Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.
2 Corintios 7:5-7 Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro, temores. Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito; y no sólo con su venida, sino también con la consolación con que él había sido consolado en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí, de manera que me regocijé aún más.
Cuando Pablo escribió su segunda epístola estaba muy angustiado por saber cuál habrá sido la reacción de la iglesia en Corinto a la primera carta que les escribió. Fue en Macedonia donde Pablo finalmente se encontró con Tito y recibió las tan ansiadas noticias sobre Corinto.
Las noticias que trajo Tito desde Corinto, eran mayormente buenas noticias.
Tito informa primero que cuando llegó a Corinto la primera carta de Pablo, fue bien recibida, porque la recibieron con temor y temblor.
Informa en segundo lugar, que los más de la iglesia estaban profundamente arrepentidos sobre los males que habían provocado la primera carta de Pablo, especialmente con referencia al caso de fornicación en la iglesia. Luego declara que por este arrepentimiento la iglesia separó al pecador y que el pecador mismo fue inducido a arrepentirse por la acción de la iglesia y la carta de Pablo. Tito también informa a Pablo que había comenzado a hacer la colecta para lo cual había sido enviado, y que progresaba mucho aunque no estaba completa todavía. Todo esto fue muy satisfactorio y quitó un gran peso del corazón de Pablo. Pero en medio de esto, Tito informó que algunos miembros de la iglesia estaban unidos en yugo desigual con los incrédulos. El informe de Tito también mostraba que todavía prevalecía entre los creyentes corintios ese espíritu de división y celos. Estas eran malas noticias, pero lo peor era que había una minoría quienes acusaban a Pablo de debilidad por escribir una carta en lugar de ir personalmente y que su carta tenía mucho peso pero su presencia corporal era débil y su palabra despreciable. Dudaban de la autoridad apostólica de Pablo diciendo que nunca había visto al Señor en la carne y que no era uno de los doce apóstoles originales, que el hecho que trabajaba para sostenerse a sí mismo en lugar de demandar sustento apostólico mostraba que estaba consciente de la debilidad de sus pretensiones apostólicas.
Pero en medio de su aflicción, Pablo hizo lo que usted y yo necesitamos hacer para sobrellevar cualquier aflicción. Pablo quitó su mirada de la aflicción y la puso sobre Dios. Pablo bendijo a Dios
2 Corintios 1:3. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,
Pablo bendijo a Dios por varias razones.
- Por lo que Dios es. Pablo dijo: Bendito sea Dios. Cuando un ser humano bendice a Dios está hablando bien de Dios. Cuando Dios bendice a un ser humano, Dios no puede hablar bien del hombre, porque no puede haber nada en el hombre que impresione a Dios. Por eso, cuando Dios bendice al hombre significa que está descargando un cúmulo de beneficios sobre él. A pesar de su aflicción, Pablo no está quejándose contra Dios. Está hablando bien de El bendiciéndolo
- Pablo está bendiciendo a Dios, porque Dios es el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Nuestro Señor Jesucristo es tan maravilloso, tan excelso, que su Padre es Dios. Al estar en Cristo Jesús, por haberle recibido como Salvador, nosotros los creyentes también podemos llamar Padre a Dios. Es un privilegio que va más allá de nuestra imaginación. Si Dios es Padre de nuestro Señor Jesucristo, y Padre de nosotros los creyentes, jamás va a permitir que nos suceda algo que sea para nuestro mal. Si estamos atravesando por alguna situación que causa sufrimiento y dolor, es porque de alguna manera, Dios lo va a transformar en algo beneficioso para nosotros. Cuanto certero es lo que dice Romanos 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
- Pablo bendice a Dios porque es el Padre de misericordias. Para la mentalidad judía, ser padre de algo significa que es el origen de eso. Por eso dice la Biblia que Satanás es el padre de mentira. Pablo reconoce que toda misericordia se origina en Dios. En su gracia, Dios nos da lo que no merecemos y en su misericordia Dios no nos da lo que merecemos. Si no fuera por las misericordias de Dios, ninguno de nosotros creyentes estaríamos en pie. Lamentaciones 3:22 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.
Usted está sufriendo o en aflicción, pero aún en medio de esas circunstancias está la persona de Dios tratándole con misericordia, porque Dios es Padre de misericordias.
- Pablo bendice a Dios porque él es Dios de toda consolación. Qué maravilloso es pensar que los creyentes tenemos en la persona de Dios a alguien que ha sido llamado a nuestro lado para ayudar en medio de cualquier dificultad en la que nos encontremos. A veces pensamos que estamos solos en medio de ese problema que nos trae aflicción. Pero la idea de Dios jamás ha sido que enfrentemos solos los problemas de la vida, porque Él mismo es el llamado al lado para ayudar, al punto que Él está dispuesto a tomar nuestra carga para llevarla en lugar de nosotros. Cuando nos enfocamos en un Dios como el que tenemos, no hay aflicción que nos pueda derrotar.
2 Corintios 1:4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
No existe ninguna tribulación en la que Dios no nos pueda, consolar, la palabra de Dios dice en todas nuestras tribulaciones y Dios tiene un propósito no sólo para la tribulación, sino también para el consuelo que nos da en la tribulación. Las aflicciones, la tribulación que todo creyente experimenta, no suceden jamás por accidente, sino que son situaciones diseñadas por Dios tanto para mostrar su capacidad de ayudar como Consolador y para capacitarnos para que nosotros también podamos consolar a los que están en cualquier tribulación.
Lo que el hombre llama prueba, Dios lo llama oportunidad para manifestar su habilidad para consolar.
2 Corintios 1:5 Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.
Pocos discípulos de Cristo han padecido aflicción como Pablo. Un resumen de sus padecimientos aparece en 2 Corintios 11:16-33.
Uno de los propósitos para que Pablo haya tenido que sufrir de esta manera por la causa de Cristo fue para que Pablo pueda experimentar, por el mismo Cristo, la consolación. La magnitud de la consolación es de acuerdo a la magnitud de la aflicción. A mayor aflicción, mayor consolación.
Yo no sé cuán profunda es la aflicción que usted puede estar experimentando en este preciso momento, pero sí sé, que Dios es capaz de otorgarle toda la consolación que su aflicción demanda.
2 Corintios 1:6 Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos.
Pablo no veía a la tribulación como a un enemigo, o como algo por lo cual quejarse delante de Dios. Todo lo contrario, Pablo dice que su tribulación tuvo un propósito claro y definido. El propósito fue beneficiar a los creyentes a quienes servía. Dice que fue atribulado para la consolación y salvación de ellos. Aquí salvación, no se está refiriendo a la salvación del alma. La única manera que un alma pueda obtener salvación, es por medio de la fe en la persona y obra del Señor Jesucristo, se está refiriendo a librarse de la opresión que produce la tribulación. El creyente que es consolado queda libre o salvo del pesar que produce la tribulación.
Si Ud. está en medio de gran tribulación, no olvide que puede encontrar en Dios una gran consolación, justo a la medida de su tribulación, y cuando sea consolado no guarde ese consuelo sólo para usted sino compártalo con otros que están en aflicción para que de esta manera muchos puedan disfrutar también de consuelo en medio de su aflicción.
Pablo reconoce también que los creyentes en Corinto estaban padeciendo las mismas aflicciones que Pablo y sus colaboradores habían padecido. A veces pensamos que sólo a nosotros nos puede pasar lo que nos está pasando, pero no es así, lo que nosotros estamos pasando es lo mismo que muchos otros han pasado y han sido consolados y por eso nosotros también podemos ser consolados en cualquier tribulación, y una vez consolados podemos consolar a otros que están pasando por cualquier tipo de tribulación.
2 Corintios 1:7 Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación.
Pablo tenía una esperanza firme, esto significa un convencimiento interior de que la consolación va a ser efectiva en la vida de los creyentes Corintios. Para él no había la menor sombra de duda en cuanto a que así como los creyentes Corintios habían sido compañeros o copartícipes en las aflicciones, también son compañeros o copartícipes en la consolación.
- Dios nos consuela en la oración ( esa íntima relación con él para entrar en sus propósitos)
Salmo 34:4 Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores.
Salmo 34:17-19 Claman los justos, y Jehová oye, Y los libra de todas sus angustias.
Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu.
Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová.
1 Pedro 5:7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Filipenses 4:6-7 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Hebreos 4:16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
¿Queremos vivir por encima de las aflicciones que son inevitables para todos los seres humanos, inclusive para los creyentes, están pruebas, tribulaciones, enfermedades, cargas pesadas que nos pone este mundo, no importa cuál sea el problema?
- Tenga presente que el espíritu de santo mora en Ud. Es nuestro ayudador y está con nosotros para siempre,
- Aférrese a su palabra, comience a bendecir a Dios, esto es a hablar bien de Dios entre todos con quienes tenga contacto. Bendiga a Dios por lo que Él es, por ser el Padre de nuestro Señor Jesucristo, por ser padre de misericordias, por ser Dios de toda consolación
- Ore tenga una relación íntima con Dios para entrar en sus propósitos
- Porque si permite que pasemos por tribulaciones es porque Él quiere que experimentemos la eficacia de su consuelo, de modo que nosotros que hemos sido consolados por Él podamos también consolar a otros con el consuelo que nosotros hemos recibido de Dios.
No hay duda nuestro padre celestial es Dios de toda consolación, él nos reconforta y nos dará su fortaleza para llevar las tribulaciones
El merece toda la gloria, honra y alabanza, Que el Señor los bendiga