EL DEBER DE LA IGLESIA DE EVANGELIZAR AL MUNDO
Encontramos las últimas palabras que el Señor Jesús hablo antes de ascender al cielo: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra… Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”
Mateo 28:18-20
Primero: Él había muerto por los pecados de todo el mundo
Segundo: Él había resucitado de entre los muertos
Tercero: satanás había sido derrotado
Cuarto: La obra de redención se había cumplido
Quinto: El camino de reconciliación con Dios se había abierto
Sexto: La reconciliación era para todo el mundo
Séptimo: Solo faltaba una cosa anunciar las “Buenas Nuevas”
Este pasaje se conoce como la gran comisión de Jesús a su iglesia. Dios hubiera podido anunciar el evangelio por medio de sus ángeles. Él hubiera podido hablar en una voz audible desde el cielo.
Pero escogió anunciar el evangelio por medio de su gente aquí en la tierra, la iglesia. A nosotros se nos ha encomendado esta inmensa obra. Somos responsables ante Dios de comunicar y de hacer llegar este mensaje a todo el mundo.
Creo que las iglesias de hoy están faltando mucho en este mandato. Creo también que esta falta es una de las razones por las cuales las iglesias de hoy están enfermas. La ley de la vida es reproducirse o desaparecer. Si no obedecemos al Señor Jesús en tan grande mandato. Los que no obedecen se están muriendo espiritualmente, por ellos han entrado tantos fuegos extraños y tantos falsos apóstoles.
Hoy en día, cuando se habla de evangelizar, se piensa traer a un gran “Apóstol” o un gran evangelista para hacer una campaña. Pero me pregunto ¿Dónde está la gente que siente una responsabilidad personal de hablarle a la familia del lado o al frente del hogar o testificar de Cristo en la comunidad, el trabajo, el mercado, el bus o donde quiera que se presente la oportunidad?
¿No tiene usted el Espíritu Santo? ¿Usted está siendo guiado por el Espíritu de Dios? Romanos 8:14.
¿Dónde está el amor la pasión, el fervor de testificar a Cristo?
Los primeros cristianos entendieron que la comisión de Cristo era la responsabilidad personal de cada creyente. Pedro y Juan tomaron este desafío de evangelizar y lo expresaron: NO PODEMOS DEJAR DE DECIR LO QUE HEMOS VISTO Y OIDO. Hechos 4:20, vemos que practicaron este mandato: IBAN POR TODAS PARTES ANUNCIANDO EL EVANGELIO. El Apóstol Pablo expreso… ¡AY DE MI SI NO ANUNCIARE EL EVANGELIO! Y la comisión que me ha sido encomendada. 1Corintios 9:16 -17.
Hoy en día muchos han perdido este sentido de responsabilidad personal por la salvación del mundo. El creyente se ha vuelto tímido y a veces le da hasta vergüenza identificarse como cristiano. Tratamos de apaciguar la consciencia con un aporte para que otro lo haga.
Esta inactividad moderna ante la responsabilidad de la comisión de Jesús tiene efectos destructivos en la iglesia. Los hermanos se sienten inútiles y aburrido porque la iglesia no está trabajando como cuerpo o equipo hay mucho individualismos en los ministros que dirigen la iglesia se sienten dueño de la verdad. Cuando la verdad es otra Jesús hablo en plural cuando llamo a los creyentes y dijo: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto y vuestro fruto permanezca”. Juan 15:16.
El apóstol Pablo dijo que los creyentes eran colaboradores de Dios, servidores y administradores de los misterios de Dios y añadió que los creyentes eran embajadores de Cristo 1 Corintios 3:9-4:1 y 2 Corintios 5:20. Concluimos que el trabajo de la iglesia es de todo el cuerpo de Cristo que es su iglesia y la cabeza del cuerpo es el Señor Jesucristo.
También hay otro aspecto de la evangelización de hoy en día que se está pasando por alto. Se cree que el evangelismo es llevar a las personas a “aceptar a Cristo” Pero realmente eso es solo la primera parte de la obra. Después de ese primer paso comienza la tarea que es de igual importancia el Discipulado Jesús dice… “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”. Mateo 28:20
No hay ningún nuevo nacimiento verdadero que no lleva obediencia voluntaria a lo que Jesús quiere. El deber de la iglesia es darle a los nuevos creyentes la enseñanza y la dirección necesaria para expresar esta obediencia en su vida y una vez de haber pasado por el discipulado podrá el nuevo creyente reproducir la vida de Cristo y ser ejemplo en conducta y verdadero cristiano.
Lo más importante de estas últimas palabras del maestro la expreso y dijo: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo Mateo 28:20”